Comentaba hace poco con un amigo que el creacionismo (sí, ese movimiento de fanáticos que se empeñan en presentar las fábulas, mitos y fantasías como realidad) está ya haciendo estragos en México. Creyó que exageraba porque aquí la iglesia católica manda. Y es cierto. Sin embargo, el creacionismo es un grupo de control que tiene una agenda oculta y conjunta a la religiosa, y cuyo modelo está siendo retomado incluso por los católicos.
Hasta ahora en mi consideración ser el subjardín del Edén, el patio trasero de los EE.UU. ha significado ser contagiados en variadas ocasiones con sus virus religiosos. En este año de Darwin, ya comenzaron a agravarse los síntomas que desde hace tiempo venimos padeciendo. Las escuelas primarias de México ya cuentan con libros de texto gratuitos que la SEP (Secretaría de Educación Pública) ha rediseñado, mutilando la teoría de la evolución. Algo que como decía en otras ocasiones, no es raro de un gobierno de facto, espurio y ultra conservador (gran aliado de la ICR en México).
Entre las mutilaciones se encuentran detalles que no pueden pasar desapercibidos, tales cómo (según informó el diario La Jornada) que el creacionismo es tratado como una teoría más (otorgándole un prestigio del que no goza, al lado de otras teorías científicas, porque de hecho no es una teoría científica), no se alude al azar ni por accidente, siendo un eje central en la teoría de Darwin, no se relaciona a la genética con la evolución. Respecto a los fósiles, se les consideran formas de vida antiguas, pero sin mencionar nada respecto a su estado transitorio y relativo a las especies nuevas. Respecto a la evolución humana de plano trata al cuerpo del hombre como maravilla, tal que es muy compleja como para haber evolucionado de procesos tan simples. No se abunda sobre Darwin, su vida y obra.
¿Han conocido a un niño cuyo héroe sea Spiderman? Imaginen que ese niño crece, pero sigue gustando de las aventuras del hombre araña, y yendo más allá, imaginen que más maduro, el ahora muchacho con su conocimiento pretende sostener que el hombre araña en efecto puede existir, lo que es más, busca en la ciencia apoyos que puedan darle credibilidad a su afirmación y creencia (originada en la infancia). ¿Qué tiene esto que ver?
Simple. Los religiosos (creo que una apabullante mayoría, sino es que todos) recibieron su "formación" religiosa en la más tierna infancia. Se les enseñó a creer que por ahí anda un ser supremo, todo poderoso y enojón que inspira miedo, pero que hay que quererle. Debido a nuestro mecanismo de conservación (el cual dicta a los humanos infantes creer en lo que sus mayores dicen sin cuestionar), acatamos esa idea. Pero al crecer no queremos pensar que pueda ser falsa, y nos aferramos a ella. Así funciona con los religiosos, en este caso con los creacionistas, buscan hallar errores en las teorías científicas, como si eso fuera por un momento a darles la razón de algún modo, como si eso les diera credibilidad.
Ahora que lo pienso lo hace, el que la ciencia cambie de opinión (basada en datos y evidencias) suele causar críticas absurdas en los medios y en los defensores de la credulidad. Supongamos por un momento (sólo por un momento) que la evolución si es cosa de religión, que es una creencia basada en la fe, que es satánica, maligna, pervertida, nihilista. Supongamos que es una falacia que además insta a matar a otros, porque siendo los humanos tan poderosos y buenos "degradados" a animales (¿y cómo vamos a ser animales por Dios?, ¡qué horrible!) bajo dicha visión, nos ha dado malos resultados y no resuelve los problemas del mundo ni "salva" a la humanidad (¿de qué? Quien sabe pero no salva).
Bien, la diferencia amigos creyentes, es que el hecho de no creer en la evolución, ni en la ciencia, no hace que usted deba por ello, arder en algún lugar llameante creado por un ser amoroso para siempre. No creer que usted tiene un ancestro en común con los primates actuales, y no creer que sí, en efecto es usted un animal (pensante, pero animal), no le brindará consecuencias morales a futuro desagradables, es más, no le traerá mayor consecuencia que vivir en la ignorancia y de vez en cuando, poner en riesgo su salud y quizá la de sus seres queridos por rechazar la ciencia. A lo que me refiero es que no hay ninguna amenaza imaginaria en el hecho de rechazar la evolución como lo que es, un mecanismo para explicar los procesos por los cuales la vida se desarrolla, y por el contrario lo único que debe considerar es el riesgo de su salud física y mental.
La alerta está accionada. A los lectores pensantes debe importarnos mucho lo que hoy en día se hace con la educación. Bien se ha dicho por ahí que debemos cuidarnos de los sujetos en el poder que piensan que los que no creemos en los dioses arderemos en el infierno, o que seremos sólo por ese hecho drogadictos (Felipe Calderón dixit) o que los ateos ni siquiera deberían ser considerados ciudadanos (George Bush dixit).
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